Se estima que la enfermedad renal crónica (ERC) afecta a un 10% de la población mundial. Su progresión se asocia con complicaciones graves, como la enfermedad mineral-ósea asociada a la ERC (CKD-BMD, por sus siglas en inglés) u osteodistrofia renal que clásicamente incluía la osteítis fibrosa y la enfermedad ósea adinámica, entre otras.
Una revisión internacional liderada por especialistas españoles aborda los aspectos básicos relevantes de la CKD-BMD, así como los cambios de paradigma sobre el manejo del eje mineral-óseo en la insuficiencia renal que han sido incorporados en las guías de práctica clínica más recientes. El trabajo se ha publicado en Frontiers in Physiology.
El metabolismo óseo en los pacientes con ERC está alterado en menor o mayor grado en función del estadio de la enfermedad y del tipo de terapia de reemplazo renal. En general, dichos pacientes presentan un mayor riesgo de fracturas por fragilidad (FF).
La DMO puede ser útil para predecir el riesgo de fracturas en la CKD-BMD y apoyar la toma de decisiones sobre el tratamiento
Uno de los cambios de paradigma recogido en la revisión es el uso de la DMO para valorar el riesgo de FF en pacientes con ERC en estadios G3a a G5D con evidencia de CKD-BMD y/o factores de riesgo de OP, si resulta útil para la toma de decisiones sobre el tratamiento. A diferencia de la biopsia ósea, la DMO permite predecir el riesgo de FF y, junto con la evaluación de marcadores óseos, puede apoyar la toma de decisiones clínicas.
Por otra parte, la biopsia ósea permite disponer de información importante sobre la microarquitectura y el recambio óseos. Por ello, se recomienda en pacientes con ERC en estadios G3a-G5D para comprender mejor la utilidad y consecuencias del tratamiento antiosteoporótico. No obstante, no poder realizar una biopsia ósea no justificaría retrasar el tratamiento en pacientes con alto riesgo de FF.
El trabajo también pone el acento en ciertos tratamientos para la OP dirigidos a vías implicadas en el metabolismo óseo que se encuentran alteradas en la ERC, como denosumab y romosozumab, y que pueden ser una alternativa en el manejo del componente óseo en estos pacientes. En cualquier caso, los autores concluyen que el uso de tratamientos antiosteoporóticos en el manejo de la CKD-BMD requiere de una aproximación prudente y balanceada en términos de beneficio/riesgo, especialmente en enfermedad avanzada, puesto que su fisiopatología no se conoce completamente.
Referencia
Aguilar A, Gifre L, Ureña-Torres P, et al. Pathophysiology of bone disease in chronic kidney disease: from basics to renal osteodystrophy and osteoporosis.
Front Physiol. 2023;14:1177829. Published 2023 Jun 5.
doi:10.3389/fphys.2023.1177829SC-ES-AMG162-00086
Aceptar y salir
