Los doctores Felicia Cosman de la Universidad de Columbia en Nueva York, Bente Langdahl de la Universidad de Aarhus en Dinamarca y Benjamin Z. Leder de la Universidad de Harvard en Boston, han realizado una revisión de datos procedentes de ensayos clínicos con el objetivo de orientar la toma de decisiones en cuanto al tratamiento secuencial en el manejo de la osteoporosis (OP) posmenopáusica. Concretamente, el trabajo recopila evidencia de estudios que han evaluado la eficacia del tratamiento secuencial utilizando distintos agentes: antirresortivos, anabólicos seguidos de antirresortivos y antirresortivos seguidos de anabólicos.
Teniendo en cuenta la cronicidad de dicha patología y la necesidad de un tratamiento de por vida, los autores consideran que el abordaje más beneficioso es aquel que plantea una secuencia de distintos agentes en función de la edad y del riesgo de fractura de las pacientes. Y es que la interrupción del tratamiento implica, tarde o temprano, recuperar niveles basales de recambio óseo, aumentando el riesgo de fractura.
Se han revisado datos de tratamientos secuenciales solo con antirresortivos, con anabólicos seguidos de antirresortivos y viceversa
En el caso de pacientes que, a pesar del tratamiento con bisfosfonatos (BP) orales, siguen teniendo un alto riesgo de fractura, la evidencia apunta que la transición a denosumab ofrece un mayor beneficio en cuanto a ganancia de densidad mineral ósea (DMO) en comparación con continuar con el tratamiento oral o cambiar a BP endovenoso. Además, el cambio a un agente osteoanabólico también puede ser una opción en pacientes de muy alto riesgo.
Ante la necesidad de interrumpir denosumab, el trabajo especifica que, si el tratamiento ha sido a corto plazo, la transición a un BP, o incluso a raloxifeno, puede contribuir a mantener la DMO. En cambio, si el tratamiento ha sido a largo plazo es de esperar cierta pérdida de DMO y un aumento del riesgo de fractura, que puede ser minimizado con la transición a zoledronato.
En general, en pacientes de alto y muy alto riesgo, iniciar el tratamiento antiosteoporótico con un agente anabólico y continuar con un antirresortivo permite alcanzar mayores ganancias de DMO que con la secuencia inversa. Además, la transición a denosumab consigue mayor beneficio en términos de ganancia de DMO en comparación con alendronato.
Los autores concluyen que es importante tomar conciencia de que el tratamiento secuencial puede ser clave para optimizar el manejo de la OP posmenopáusica.
Referencia:
SC-ES-AMG162-00086