La dieta mediterránea no beneficia a todo el mundo por igual
Un reciente estudio encabezado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) publicado en la revista Free Radical Biology and Medicine, demuestra que
la dieta mediterránea no beneficia a todo el mundo por igual. De este modo, la variabilidad genética influye en la forma como el organismo aprovecha los potenciales beneficios de la dieta mediterránea.
Para realizar el estudio se ha administrado a un grupo de personas en alto riesgo de sufrir una enfermedad coronaria, un antioxidante natural presente en diversos alimentos de la dieta mediterránea, y
se ha analizado cómo la genética de los participantes influye en su capacidad para lograr el máximo provecho.
Concretamente, 32 participantes han participado en un ensayo clínico aleatorizado cruzado y controlado. Los sujetos debían seguir una dieta mediterránea estándar durante tres periodos de cuatro semanas. En el
primer periodo, durante las comidas tenían que tomar agua, en el segundo, una copa de vino blanco pobre en fenoles y, en el tercero, una copa de vino blanco suplementado con una cápsula de dosis de tirosol, equivalente a
su contenido en un litro de vino.
Este descubrimiento abre la puerta a una personalización de las cantidades recomendadas de ingesta de los productos que forman parte de la dieta mediterránea.
Es importante destacar que el tirosol es un fenol, un compuesto orgánico aromático presente de forma natural en el aceite de oliva, el vino o la cerveza. Asimismo, esta substancia tiene una capacidad antioxidante
limitada, pero, al ser ingerida, se transforma en el organismo en hidroxitirosol, con un potente efecto antioxidante.
Los investigadores demostraron cómo cada individuo se beneficiaba de forma diferente de la ingesta de la misma cantidad de este antioxidante natural. De este modo, en uno de cada tres participantes no se observaban los
efectos beneficiosos esperados, dado que su organismo, y metabolismo, no eran suficientemente eficientes en este proceso y no lograban casi ningún provecho. Este hecho se debe a la presencia de determinadas
mutaciones genéticas que afectan a su capacidad para convertir
el tirosol en hidroxitirosol.
Según Anna Boronat, investigadora del Grupo de investigación de Farmacología Integrada y Neurociencia de Sistema IMIM y primera firmante del estudio, estos resultados explican “uno de los mecanismos por los cuales un
micronutriente de la dieta mediterránea hace su efecto, el tirosol”. Asimismo, este descubrimiento abre la puerta a una
personalización de las cantidades
recomendadas de ingesta de los
productos que forman parte de la dieta mediterránea.